EN ABRIL

En abril, tal vez muera –de noche-. Total habré llorado, apuesto, e impactará mi traje de emoción. Al momento, enfrente, su figura amada, semicalva, su gola impecable, su sonrisa de bueno, y una danza de recuerdos setentistas –cuando Argentina fue silencio, y él, de vez en cuando andaba por acá abriendo párpados, golpeando orejas, esperanzando- Puedo morir en abril, con la mujer de veinte brazos cerca, viendo a mis otros amores transparentes y salinos. Si partiera en abril, Señor Sabina, será que mi traje de emoción me ha sofocado, y nuestro catalán insiste en alumbrar.