¿Cuánto por una sonrisa?


El ostrasismo y ensimismamiento de todo cuanto ocurre fuera de un automóvil en marcha. Alejándote de los demás, aunque aparentemente vas junto con otros, en el mismo rumbo.

Pero tus pensamientos te abosorben. No miras, solo ves sin juzgar, respondes a la inercia, a los cambios de luces, amarilla, roja, frenas, paras, tu mirada perdida en ¡que se yo!

De pronto una seña que de costumbre haces con desgano. Dices con enfado un "no" con el índice. Aprietas el volante, porque no fue atendida tu negativa por un limpiavidrios.

Te percatas como acerca su botella de supuesto líquido limpiador. De pronto frente a tí, una cara pintada de blanco con risueños labios rojos acapara tu atención. Tu cara continua con ceño adusto.

Entonces de la botella salen diminutas esferas blancas de poliestireno que se desparraman sobre el cristal y una manita enguantada te hace un ¡Hola! al tiempo que la carita blanca te sonrie.

Te toma de sorpresa y ante eso que más puedes hacer que corresponder con una amplia sonrisa de complacencia. Abres la ventanilla y le entregas unas monedas bien merecidas porque te volvió al aquí y al ahora. Miras tu entorno.

Luz verde, sigues pero en forma distinta que unos minutos antes. Continuas tu camino con el rostro ilumninado por la sonrisa que el mimo de la esquina te regaló.


"Una sonrisa es para compartirla y contagiar a los demás"...

SOY
Si visto en mi ventana soy celeste todo
Si obreros de mañana son la risa
Si a mate huelo y doy destellos
Son mis días de vereda, la brisa y mis cabellos.

Si acaso navegante en los recuerdos
Si en mi frente estampados cuatro cielos
Si penetro la senda y me revivo
Son mis días con pátinas. Y sigo.

Si pienso en amigo y me redoblo
Si sonrisas juveniles, camaradas
Si pueden la euforia y la alegría
Soy pasajero calmo de estos días.
Vacaciones para mi alma



Dejo los agobios cotidianos

la lluvia pertinaz que me acompaña

limpiando todo cuanto toca,

nutriendo mi vida de frescura

alimentando mi alma en cada gota.


Constante tintineo en mis oídos,

melodía sublime que me arrulla

cayendo en un sueño placentero

volando mi Ser al infinito.

Habrá un resplandor de un nuevo día.





CARA DE PERRO

De niño, fui explorador de los rincones de Ituzaingó, Provincia de Buenos Aires. Adoraba sus calles, la estación de tren, sus jardines.
Ambulé, gomera en mano por sus baldíos y montes. A unas quince cuadras de la estación, empezaba la zona preferida de mis amigos y yo: la de quintas.
Estas, en invierno, permanecían cerradas, sus piletas de natación vacías. La época, coincidía con la producción natural de mandarinas, naranjas y quinotos.
Una de las quintas, era de Cara de Perro, encuadrado en Los Negadores de Fruta Irrecuperables. Tipos, que prefieren ver la fruta podrirse en el suelo, antes que convidar a un pibe
La quinta del antipático Cara de Perro, sus frutales, era objetivo permanente de nuestro apetito. La tarde de julio, en que decidimos el saqueo, se presentaba propicia. Sin vecinos a la vista, Donato, Semilla, Pipi, Conrado y yo, procedimos. Conrado quedó de vigía, apoyado en la tranquerita, del lado interno. Nuestros buzos se inflaron de exquisiteces.
Desde su posición, por lo tanto, Conrado fue el primero en palidecer, cuando vio que la puerta del chalet se abría. Despeinado, con los ojos enrojecidos y a medio vestir, Cara de Perro corría por la doble vereda de lajas, enriqueciendo nuestra colección de malas palabras. Tanto que hasta el mismo Semilla, as interbarrial de puteadas y carajeadas, se sorprendió.
En segundos, Cara nos amontonó a los cinco contra la tranquera, a fuerza de insultos variados y apoyado por una negra escopeta, cuyos caños pasaban muy cerca de nuestras narices agitadas. Semilla, guapo entre guapos ensayó un creíble:

-¡Pe-perdón, señor!

Pipi lloriqueaba tembloroso, consolado apenas por su hermano Conrado. A Donato, se le escuchaba el paso de la saliva por la garganta y yo sentía que era una lástima, morir a los diez años a manos de ese ogro.
Después de hacernos dejar las frutas en el piso, Cara de Perro rugió:

-¡Ahora... a la comisaría!

No conocía por dentro la “Morón 5ta”, pero sí sabía de sobra de mi viejo y su cinturón. En ellos pensaba, cuando algo oí de “Juez de Menores” y “Reformatorio”, Para entonces, Pipi lloraba como Adrianita en “La niña del gato”.
De pronto, Cara de Perro enmudeció. Nos repasó a los cinco con mirada de diablo, y dijo tajante:

-Yo, me voy a vestir y a sacar el auto. Pero voy a estar vigilando... ¡al que quiera escapar lo cago de un tiro!
¿Entendido?

De pasar por allí en verano, conocíamos bastante de Cara y su familia, de su esposa excedida en peso que jamás usaba malla, de sus dos prolijas hijas de nuestra edad - que jamás nos saludaron-. El alto y grueso cerco de ligustrinas, permitía ver detalles de asados con invitados y tardes de piscina, donde se destacaba el vozarrón de Cara de Perro, a quien siempre supusimos militar, por su corte de pelo y bigotazo negro

La tarde trágica, Cara, ciertamente tardó en salir y susurramos una fuga. Pero no nos movimos. ¿Y si conocía nuestras casas y aparecía por allí? El cinturón y mi viejo reaparecieron en mi mente.
Bien peinado y vestido, más sereno, Cara se acercó a nosotros. Nos habló de la frialdad de los calabozos en invierno, del mal trato, otra vez del juez de menores, del reformatorio, etcétera. Pero lo mejor que dijo fue:

-Bueno... agarren la fruta y llévenselas. Pero si los llego a ver por aquí otra vez... ¡les rompo el culo a patadas! ¿Entendido?.

¿Entendido? Claro que sí. Sentados en la alcantarilla de la esquina, esperando que los corazones se normalizaran, vimos salir el auto de la quinta. Al pasar junto a nosotros, Cara de Perro se llevó el índice a su ojo derecho, estirándolo hacia abajo. La joven que iba con él, se tapó el rostro con el pelo.



Fugaz

Una distancia que se acorta

sensación de estar ahí

en un mismo sitio,

nada se interpone entre dos.


Distancia que pende de un hilo

en líneas que llevan sonidos

acercamiento relativo

nos sabemos en el aquí.


Distancia que se expande

en el silencio creciente

separando, diluyendo

lo que pudo ser.


Distancia que va al infinito

como estrella fugaz que se aleja,

poco quedará... sí , muy poco.

¿Dejará de existir?

Tal vez... algo quedará.



ESTA NOCHE

Agazapadas esculpidas uñas de pútrido fermento abajo,
hiel en sombras de aborrecible flujo,
lascivos ojos de muecas y mentiras.
Ciénaga y tinieblas
Ciénaga y tinieblas...
y voy al pendiente funeral de mi rabia esta noche.

FELIZ CUMPLEAÑOS!!!!! TANO



Porque te mereces todo lo mejor!!! todos mis mejores deseos para vos..
Te quiero Lìa.
Sincronía


En el espacio y el tiempo

una vez más las ideas van y vienen,

palabras en sucesión

vuelan una a una en la distancia.

Imágenes mentales, deseos expresos,

sensaciones del tú a tú en completud.

Emociones, risas, dulzura y susurros.

Sentidos en alerta ¡oh! ilusión pasajera

Deleite, afecto, entendimiento de dos.

¡Afortunado encuentro...!