Llega su sonrisa
y soy otro hombre y la respiro.
Me aturde su especie de mujer distinta,
feliz con su estilo de sedas en la casa.
Hay ambiente de desvelos cómplices,
de roces descalzos y boca inquietante.
Agotada la
noche
haré mi mañana de insurrectas letras,
de compartida soledad, esperando
que la
tarde en caída
la devuelva transparente.
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