AQUELLA SOLEDAD
cuando grises mis sueños y secretos.
Y aun volví a besar
el diario encanto de las calles,
a acariciar mi cara la humedad de las lunas.
el diario encanto de las calles,
a acariciar mi cara la humedad de las lunas.
En laberintos fui tinieblas
dando a mis latidos, hierros,
sin dejar de ver lejos atrás,
pidiendo
por el niño aquel de los portazos.
por el niño aquel de los portazos.
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