EN LO ALTO

        EN LO ALTO
   Tal su altura, una mujer inapelable
   de manos de viento, de ágiles ojos y
   apasionada verba, andaba por Jaén  
   sometiendo el tiempo con minúsculos pies.
               Era mayo y España dudaba,
   mi vista derramaba olivos
   y fui feliz lo que mi cuerpo pudo.
        Mi memoria de angustias abonadas 
   anidó las risas de esa tarde joven,
             más luego el tren puntual y frío,
   llevó a la eternidad al beso y  las palabras.



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