CITA
Son las 20.35 y hace 15 minutos que esperamos, cerca del ombú. La pasajera fuma nerviosamente. De a ratos enciendo el motor del auto para calentar el interior. Hoy comenzó el invierno y se hace sentir. Por el espejo veo el rostro blanco y delgado de la mujer. Su pelo corto parece teñido de rubio. Sus manos no descansan: con la derecha fuma constantemente; con la izquierda juega con un manojo de llaves. Mira a un lado y otro haciendo girar bruscamente su cabeza; baja y sube los vidrios traseros hasta producirme cierto fastidio.-
Desde nuestro contacto apenas me habló:
-. Chofer, lléveme a Alsina y Robbio, cerca del ombú de la plaza. Tengo que ver algo...el viaje es con espera.-
Sospecho que un hombre llegará a entrevistarla. Ella entonces bajará del auto para no ser escuchados por mi, seguramente.-
La plaza está desolada. Lo estará hasta las 22.00, que es cuando salen los alumnos adultos de la escuela de comercio.-
Una mujer, al parecer joven, cruza la calle Alsina y se detiene junto al enorme árbol. Percibo un aumento de tensión cerca de mi. La rubia clavó sus ojos en la recién llegada. Con el cuello de su campera levantado y un gorro tejido puesto, la mujer es irreconocible.-
Un hombre joven llega hasta ella. La besa, conversan. Lentamente, riendo, pasan cerca de nosotros.-
En el silencio ambiente, la impaciencia de la pasajera va en aumento, deduzco, porque la escucho respirar agitada.-
-. ¿ Que hora es, señor?- preguntó con voz casi silbante.-
En la semipenumbra, alcanzo a ver mi reloj.-
-. 20.45, señora, ¿ quiere seguir esperando?
-. Si, un rato más- dijo engrosando la voz, echándole una mirada a una docente que casi corría por la vereda cercana.-
-. Que raro- susurra.-
La curiosidad me perfora. Me pregunto si ella se animaría a compartir su preocupación conmigo. De pronto, en un estallido la escucho acusar:
-. ¡ Ah, los hombres!
Es mi oportunidad. Urgentemente pregunto gozoso:
-.¿ Que anda pasando, muchacha?- (muchacha se me ocurrió coloquialmente apropiado. “Señora” me distanciaría. “Niña” un exceso de confianza. “Piba”, una ordinariez).-
-. Y...le encontré una cita a mi marido, con una tal Roxana, aquí, pero no aparecen. Es raro.-
-. ¿ Anda en auto su esposo?
-. Sí, un 504 azul-
-.Por aquí no pasó ningún Peugeot- digo seguro.
Apoyo la espalda en la puerta a efectos de mirarla directamente.-
-. ¿Está segura que la cita era a las 20.30?
-. Siii...aparte, ayer a mediodía, fíjese señor, lo pesqué confirmando por teléfono la hora y el lugar.-
-. Si, es raro. dije, volviendo mi cuerpo a la posición de manejo.-
-. Me muero, mire, por saber quien es la tal Roxana. ¡ Ahh, pero les voy a hacer un quilombo, mire!
-. Me parece que lo tiene que tomar con calma. A lo mejor no es lo que está pensando usted.-
-. ¡Qué sé yo, mire! Es la primera vez que me pasa en quince años de casados.-
Debe tener cuarenta años, pienso, mientras en el parabrisas caen pequeñas gotas de lluvia.-
-. Son las nueve...¿quiere seguir esperando?
Creo que llora. Me toca el hombro y me pasa una hoja de papel que me llega tembloroso.-
-. Este es el papel que le encontré en el pantalón. Mire, lea, ¿o yo estoy loca?
Leo: “miércoles-20.30-ombú Plaza Italia- te quiere-Roxana”
Puse el auto en marcha. Antes de arrancar, volví a mirarla por el espejo. No sin un poco de pena, dije:
-. ¿Sabés que pasa?....HOY ES JUEVES.-