OSCURIDAD


Despertó, más no quiso tocarla. En la penumbra, sin levantar la cabeza de la almohada buscó sus cigarrillos en la mesa de luz. Ya sentado en la cama, se tomó unos minutos, antes de dirigirse al ventanal del comedor. Por los ruidos del tránsito intuyó que ya era de día, o al menos amanecía en Buenos Aires. Levantó la cortina de madera y vio que sí, que el sol tiraba sobre la ciudad sus primeros rayos. Abrió la ventana de vidrios y sintió en la cara un aire renovador. Pensó en María, y en su propuesta telefónica del día anterior. Eso de hacer el amor en profunda oscuridad, al menos le resultó novedoso, hasta inquietante.

-Amor, esta noche te visito. Pero quiero darte una sorpresa: Dejá todas las luces apagadas. Probemos ¿si? Ni la luz del pasillo encenderé. Quiero una cita absolutamente a ciegas, donde solo nuestros olores nos guíen.

-¿Y si venís de día ya?

-Bajá todas las persianas, oscurecé todo, amor. Así deseo.

Acordó eso. Ambos eran de búsquedas, de improvisaciones, en materia de amor, de sensaciones. ¿Por qué no, entonces?
Es cierto que ya en la cama, en medio de la vorágine de siempre, tuvo intención de encender la luz del velador. Extrañaba el brillo feroz de los ojos de María, su palidez casi mortal en cada orgasmo. Pero no rompería el misterio de esa noche. Ya la vería en la mañana, y seguramente reirían comentando la experiencia. El perfume de María había inundado todo. En realidad, sus perfumes. Lo dominaba el placer de verle cada gesto en la entrega, por lo que determinó que esa sería la única unión a oscuras.
Desde su ventana del segundo piso, vio detenerse un taxi en la acera contraria, descender a una mujer que al cruzar la calle elevó la vista, levantó su mano derecha en saludo, y le sonrió feliz.
Un escalofrío le recorrió el cuerpo. La perplejidad demudó su rostro. Corrió al dormitorio para encontrar…nada. Solo un perfume conocido. Escuchó el ruido descendente de uno de los ascensores. El segundo acababa de llegar al piso. Oyó el cierre de su puerta, e inmediatamente, el timbre de la suya. Abrió.

-Hola, amor – dijo ella.

-Hola, María.

5 comentarios:

LIA50 dijo...

Que intrigante...me encantò, ahora quien habrà sido? Besos Lia.

cati dijo...

Intrigante relato, amigo.
Muy intrigante,y emocionante.Espero, con ganas, su continuación
Un abrazo
Cati

Negritachile dijo...

que larga espera para saber la verdad.... me encanta el suspenso y la intriga...ummmm amigo, apúrate que quiero seguir leyendo !! estoy ansiosa de saber el final...me encanta tu manera de expresarte de verdad que me fascina...apurateeeeeeeeeeeeeeeee

Unknown dijo...

Negri...la continuación la dejo para que cada uno la imagine...jajajaja...¿con quien estuvo el caballero? (si es que en realidad estuvo con alguien) Quizás ha imaginado hasta el mismo perfume....jajajajaa...besos.

Ruth dijo...

Como decimos aca en México...Oreleeeeeee Tano..que historia yo creo que soñó...y el perfune lo imagina...como quieda en el olfato aquel aroma que te trae un recuerdo bello...
gracias Tano me gustan tus historias.
un beso