LA CIEGUITA


En el barrio, para todos era “la cieguita!. Verla pasar me conmovía, haciendo compras con su bolsita de hilo tejido en red, que se estiraba hasta casi tocar el suelo. Siempre buscando obstáculos con su bastón blanco, como su cabello desprolijo. En mi vereda, solo, sentado a la sombra del árbol de moras, a veces cerraba los ojos largamente para imaginar su universo sin formas, ni colores. Vivía ella a pocas cuadras de mi casa, y aquella mañana, no solo iba con más peso que de costumbre, sino que además, lloviznaba finamente. Dejé el puesto pasivo en mi ventana, y me acerqué a ella. Antes de tomarle la bolsa, temiendo se asustase, dije:

-Le ayudo, señora. La acompaño hasta su casa.

Se estremeció, y en lo que supuse un acto reflejo, giró su cara hacia mi, e hizo una mueca parecida a una sonrisa.

-Oh…lo agradezco

Y marchamos. Yo en mi mano derecha su bolsita, la izquierda en mi bolsillo, y ella tomada de mi brazo, como una esposa. Confiada en mí, dejó el uso del bastón.

-Que no nos vea tu novia caminar por el barrio del brazo o se pondrá celosa- dijo, exhibiendo otra vez la mueca.

-Ja Ja, señora, no tengo novia. Tengo trece.

-Jovencito, si, para novia. ¿Y cuántos crees que tengo?

-No sé, señora.

-No importa. Los dos sabemos que podría ser tu madre. Además, como nunca me he visto la cara, es lo mismo.

-Claro-dije, mientras saludaba con la cabeza a algunos vecinos, que al vernos sonreían.

-Yo vivo sola y las compras se me hacen difíciles. Creo que contrataré a alguien que se ocupe.¿Te gustaría?. Te pagaría, claro.

-No sé, señora. Preguntaré en casa.

-Clara, es mi nombre. No me digas “señora”, que me avejenta-y otra vez la mueca-.

-¿Sabes?-dijo-El oído, el tacto y el olfato son los ojos de los ciegos. Tu voz, ya la conozco. Cuando entres a mi casa a dejar la bolsa en la cocina, sino te molesta, tomaré tu olor y te tocaré la cara, así te registro.¿Te parece bien?

-Si, señora…Clara.

Desde la puerta de calle, al final de un largo pasillo con habitaciones a los costados, se veía la cocina. Aún del brazo, entramos a la casa. El olor interior era desagradable, a humedad, encierro, a ventanas jamás abiertas.

Recorrido la mitad del pasillo-desde donde pude divisar, en una habitación, una cama matrimonial deshecha- tomada de mi brazo, me hizo dar un medio giro y quedamos enfrentados.

-A ver, veamos tu olor-dijo, acercándose a mi cuello, oliéndolo todo, como un animal, mientras con una mano desabrochaba desesperadamente los botones de mi camisita.

Me asustó su gesto feroz, la divergencia violenta de sus ojos casi blancos, su pelo y cara mojados, el aletear desenfrenado de sus fosas nasales. La vi tragar saliva y apoyar contra la pared el bastón.

-Veremos tu carita, ahora.

Sentí sus manos calientes en el rostro, creo que secándome las gotas. Vi sus labios temblar, humedecidos segundo a segundo con una lengua que me pareció horrorosa.

-Hermosos rasgos muchachito, y aún sin barba-dijo apoyándome una mano en el vientre.

-¿Querés que te la chupe?

-¿Qué cosa?

-¡Esto!

-Espere. Dejaré la bolsa en la cocina.

-¡Pícaro! Te gustó la idea.

Dejé la bolsa. Me quité las zapatillas. La puerta de calle había quedado abierta. Desconfiando de sus sentidos, en absoluto silencio, con la espalda sin siquiera rozar la pared, pasé a su lado, dudando sobre todo de su olfato. Nada advirtió, allí estaba la mueca, y el bastón que subía y bajaba en su mano derecha. Me moví despacio hacia la salida, y casi llegando a la puerta, la escuché decir:

-Tardás mucho, nene. ¿Dónde estás? Ya sé…te gusta jugar a la gata y el ratón… ¡ya verás cuando te encuentre!

Ya en la vereda la oí reír y dar bastonazos en la pared.

-Ya verás…ya verás

Y dio un portazo, creyéndome atrapado.

3 comentarios:

LIA50 dijo...

Imagino la cara espantada de áquel niño, dicen que las apariencias engañan...Besoss Lía.

Eric_sbn dijo...

Madre mia!!! jajajajajajaja
no conicia esta faceta, jajajaj pero que todos la tenemos, claro..
jajajaja
excelente!!
Pasara mucho tiempo para olvidar esta gràfica mental... jajajajaja
muy bueno!!

Anónimo dijo...

Pobre mujer. Sola. Ni apreciar la ayuda sabe ya. Doloroso escrito, amigo. Quizá deberia reirme??? Casandra.