La Collera




Entre ensueños y estruendos de sirenas, oigo la voz de mamà llamándonos, es que arrancarse uno mismo de los brazos de unas sábanas tibias ,es tan difícil !, pero sino los urgentes llamados, la luz escandalosa del sol que se cuela por la ventana termina de levantarnos del ensueño y como si fueros seres automatizados, por fin salimos de la cama para empezar un nuevo día.

Hoy el tiempo es inmenso y el día interminable, luego del aseo, desayuno y algunos quehaceres rutinarios en casa, llega el momento de salir, afuera de la casa… son días de vacaciones escolares, quizás nos hayamos apurado en la rutina domestica, pero vamos de puerta en puerta preguntando si podía salir a jugar su hijo, así rescatábamos uno a uno a nuestros compinches de juegos y como bandadas de gorriones, llegamos a juntarnos un buen grupo de aventureros y observadores de la vida… vamos a jugar!, el repertorio de juegos es interminable, observo a cada uno de mis amigos, hablan todos y todos nos entendemos, no me explico como es posible pero en unos segundos ya estamos participando en algún juego masivo, éramos tantos! Jajájajá.

Ese era mi mundo, días interminables de vacaciones, sol y aventuras.

Hoy al fijar la mirada en el horizonte, no sé exactamente el lugar, pero me pregunto donde y que fue de la vida de toda la collera…

En donde quieran que estén, estoy seguro que nos volveremos a juntar cada vez que alguien de nosotros cierre los ojos por unos instantes y recuerde aquellas tardes de cielos rojizos llenos de gritos e ilusiones.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esos si, Eric, son los recuerdos inalterables. Los de nuestra niñez ó pubertad. Y estoy seguro, que aquellos hoy ausentes, te recuerdan tan nostalgiosamente como vos a ellos. Salud, muchacho. Sin querer me metiste tambien en recuerdos de lo que nosotros decimos "barra". Gracias- Rubén

LIA50 dijo...

Uno siempre recuerda con añoranza esa edad en la que éramos inocentemente felices. Me gusta mucho este relato, has hecho que rememore mi infancia.Besos Lía.

Fibonacci dijo...

Siempre es bueno retomar el paso del tiempo y que afloren esos momentos que nos han hecho felices y sirva para que la memoria nos trabaje y no nos venga a visitar el aleman.
Un abrazo